“Enfadarse es fácil, pero
enfadarse con la persona adecuada, en el momento oportuno, con el propósito
justo y de la forma correcta, esto ya no es tan fácil.”
Aristóteles
Todos discutimos. A veces no compartimos opinión con nuestros
familiares, compañeros de trabajo o personas con las que nos relacionamos en
nuestro día a día.
A la hora de discutir es importante mantener una conducta
asertiva. Una persona con conducta asertiva negocia, no trata de “vencer” sino
de llegar a un acuerdo, pide aclaraciones si no comprende algo, da su opinión
sobre los temas, dice “no”, es capaz de pedir favores cuando es necesario,
comenta cuando hay un problema y expresa sus sentimientos. Si no nos
comportarnos de manera asertiva podemos experimentar ansiedad, impotencia y
culpabilidad.
En la práctica, la asertividad supone el desarrollo de la
capacidad para:
- Expresar sentimientos y deseos positivos y negativos de una forma eficaz, sin negar o menospreciar los derechos de los demás y sin crear o sentir vergüenza.
- Discriminar entre la aserción, la agresión y la pasividad.
- Defenderse, sin agresión o pasividad, frente a la conducta poco apropiada o razonable de los demás.
Desarrollar la capacidad de ser asertivo supondrá un aumento de nuestra autoestima, un incremento del respeto que nos tenemos a nosotros mismos y de nuestra confianza, ya que reconocemos nuestra capacidad de reafirmar nuestros derechos.
¿Cómo podemos ser asertivos cuando estamos enfadados?
Cuando te sientas furioso o creas que estás siendo atacado:
Es fundamental que te centres en lo que está sintiendo. Cuando nos enfurecemos comenzamos a
discutir en lugar de decir cómo nos sentimos. Queremos llevar la razón y
estamos convencidos, así que discutiremos para tratar de convencer al otro. A
su vez, la persona con la que discutimos intentará hacer los mismo. No se trata
de llevar la razón o convencer al otro. Di lo que sientes. Se trata de
compartir tus sentimientos y no de atacar al otro con ellos.
- Mantén una actitud negociadora. Olvida la primera reacción de deseo de atacar o culpabilizar a la otra persona.
- Evita caer en la tentación de discutir, hacer reproches o contraatacar.
- Expresa tus sentimientos con afirmaciones no desafiantes del tipo “me siento”, “me preocupa que...”.
- No te pongas a la defensiva. Ignora tu deseo de atacar o de culpabilizar a la otra persona.
- Intenta mantener una actitud de mutuo respeto para que nadie tenga que quedar mal o sentirse humillado.
Estas son algunas consideraciones que deberemos tener en cuenta
a la hora de desarrollar la asertividad: respetar al otro, mantener una actitud
negociadora y focalizarnos en nuestros sentimientos.
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